sábado, 29 de enero de 2011

Fuego de pleitesía

Tres brujos. Sus rostros pintados.
Uno de azul profundo. Otro de negro. Una amalgama de colores cubre la cara del tercero.
Una hoguera en el centro los reúne. Las llamas hablan entres ellas, cuchicheando. 
Algunas incluso se ríen de ellos.
Los brujos no se deciden, no hay consenso. No hay claridad.
Las llamas se alzan orgullosas e impertinentes. Ellos bajan la vista. ¿A dónde dirigir la mirada cuando no sabes qué estás buscando?. 
Lenguas de fuego se burlan de los brujos, haciendo que su calor les resulte insoportable.
Se están quemando y la revelación les ha sido negada. El calor es sofocante. 
Y ahogan el fuego. Ya no hay sarcasmo. Sólo el agradable olor a madera y hojas quemadas. El terrible olor a fracaso.
El brujo de azul vuelve al océano. El negro a su tumba. El tercero, se sienta sobre una roca a la espera del amanecer. Tal vez mañana sea un día mejor.
Quizás mañana, el conocimiento quiera estar con ellos. Sólo lo sabrá si espera. Está muy cansado. Pero espera. 
Mañana será otro día, brujo. Puede que mañana sea el día y nunca más haga falta mostrar adoración ciega.  Puede que mañana, el fuego del infierno ya no tenga de quién reírse.
El brujo espera.





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