viernes, 25 de febrero de 2011

La magia de la protección

Me enamoré para siempre de la obra de Mitoraj en el Mercado de Adriano, Roma.
Más tarde, esas mismas esculturas llegaron a mi ciudad.
Rocé el cielo mientras sacaba esta foto.
 
Me gusta pensar que nuestras ilusiones son en realidad sensaciones que nos cuidan y protegen.
Porque siempre velan nuestro sueño haciendo que durmamos envueltos en la esperanza.
Aplacan nuestros temores compensando lo malo con lo que puede ser bueno.
Y reflejan la cara más amable de la persona que somos a través de nuestros deseos.
Las ilusiones son como ángeles custodios que forman parte de nuestra existencia.
Y ahora que lo pienso...para ser una persona que no cree en los ángeles, los nombro muy a menudo...En honor a la verdad, creo que ellos son una de mis ilusiones.


martes, 15 de febrero de 2011

Sin opciones

Curia Hostilia, sede del Senado. Foro romano. Roma.
Tomé esta foto extasiada ante tanta belleza. Mayo de 2010.
Tomamos decisiones libres a diario. Pero una verdad tan implacable como el tiempo es que no lo decidimos todo. Y aunque lo sabemos, siempre nos sorprende comprobarlo. Por eso, cuando sin previo aviso, nos quedamos sin opciones, arrugamos el entrecejo preguntándonos qué ha pasado. Miramos iracundos hacia ninguna parte porque no sabemos a quién exigir cuentas. Buscamos palabras que no llegan porque en el fondo poco se puede decir. ¿Qué es lo que ha sucedido realmente?
Algunos dirán que el destino ha golpeado. Otros que la suerte dejó de acompañarnos. Hay grupitos que afirmarán que un castigo divino nos ha alcanzado... y también que era imposible que no nos tocase porque le toca a todo el mundo...
Yo creo que durante esos golpes rozamos nuestro límite para palpar su forma y decidir cómo remodelarlo. Como si a tientas recorriéramos un laberinto interior buscando la salida. No es una forma tranquila de conocernos, pero es una exploración interesante. Porque yo creo que a veces no hay salida. Pero sí opciones:
Si el destino, o los demás, nos desconciertan con sus apariciones, ¿por qué no abrir una puerta interior que nos lleve a la sala de motores? ¿Por qué no derribar nuestros propios muros, con una demolición controlada, si el destino lo intenta a menudo arrasándolo todo a su paso?.
No creo que consigamos mucho si el susodicho se alía con circunstancias incontrolables, pero no quiero sentirme coartada. Necesito pensar y pensar lo que quiera. Tener mi propia puerta de salida o entrada. Tener opciones. Buenas o regulares. Prácticas o poéticas. Efectivas o simplemente humanistas. Tener siempre opciones. Es decir, tener libertad.
De la valentía para ejercerla, hablamos otro día...



martes, 8 de febrero de 2011

Niña oscura





A veces necesitamos la oscuridad más absoluta para ver qué camino tomar.
Necesitamos olvidar, aunque el precio sea demasiado alto.
Necesitamos soledad, aunque sea fría como la muerte.
A veces necesitamos llorar sangre para saber por qué sonreír.
A veces es toda la vida.